LA MANSIÓN SIN SALIDA
Era una noche de invierno, fría y el viento corría sin
dirección llevándose consigo las hojas secas de la calle vacía. Esa noche, la
señora Howe salió a dejar las bolsas de basura en el canasto (para que luego
fuesen recogidas) y fue allí, en ese preciso momento que sintió un zumbido
extraño (ruido que nunca había escuchado), luego se dio cuenta de que provenía
de aquella casona abandonada que se hallaba justo en frente de su casa.
Decidida y sin
temor alguno cruzó la calle e ingresó en ella. Luego un viento que provenía del
sótano la animó a adentrarse en él.
Allí encontró un largo túnel que
contenía un humo espeso, dibujando efectos fantasmagóricos en el aire, intentó
huir pero la salida estaba bloqueada. La señora Howe comenzó a gritar
desesperada y la puerta de la entrada comenzó a abrirse lentamente; como si le
estuviese esperando algo peor. Huyo despavorida del lugar, cuando intentó salir
por la puerta que había entrado antes, escucho seis pasos que cada vez se iban
acercando más hacia ella. Cuando los pasos se detuvieron un silencio penetrante
dio lugar a la espantosa aparición del señor Valdemar, cuyo aspecto sepulcral,
hizo que la señora Howe diera un grito ensordecedor, tan potente que el
supuesto espectro desapareció entre las grietas de la puerta y ventanas
traseras…
La señora Howe
con mucha calma, abrió la puerta y ahí estaba nuevamente, la espectral figura,
acercando sus brazos hacia la mujer, esta intentó correr hacia adentro, pero no
pudo y tropezó. Cuando se levantó todas las puertas y ventanas estaban
cerradas; no había salida… Pero noto que
en aquel rincón oscuro un ojo azul pálido la estaba observando…
Un cuento de Florencia Anselmi